La
República Mexicana y algunos otros países del orbe
deben estar en vilo, en ascuas, intrigados, al no haber aparecido
esta columna el martes pasado, por lo que me dispongo a continuación
a dar solución a semejante omisión que sin duda ha
causado también revuelo y contrariedad en el mundo turístico,
que practicamente se paraliza cada semana para dar lectura acusiosa
Al Buen Entendedor
Dicho esto, le cuento al curioso lector que la omisión se
ha debido a que me encuentro ciertamente aislado del mundo en una
población costera de Colombia de nombre Capurganá,
en el Departamento del Chocó, muy próxima a la frontera
con Panamá, en el océano atlántico. Población
de alrededor de 2500 habitantes en su inmensa mayoría de
raza negra, que por cierto se agrupan en sociedades llamadas "negritudes";
simpáticos, afables, "queridos" como dicen los
colombianos, me han acogido con la calidez que caracteriza a este
País, en este viaje, cuyo propósito es hacer aportes
para el desarrollo turístico de esta zona que cuenta con
enorme potencial, maravillosos recursos naturales y belleza paisajística,
pero también grandes carencias y cierto abandono oficial.
Usted puede llegar a Capurganá en avión de 19 plazas
desde Medellín, o en una nada cómoda travesía
de dos horas en lancha desde Turbo, la mala noticia es que a Turbo
son de 8 a 10 horas en carretera desde Medellín, imaginese
usted entonces, llegar aquí toma el mismo tiempo y casi el
mismo dinero que ir a Europa, y esa es la misma suerte con que corren
lastimosamente muchos de nuestros destinos en Latinoamérica,
en México hay algunos casos similares por cierto.
El transporte público oficial son los Coches tirados por
caballlos, y no hay pavimento en ninguna calle de Capurganá,
lo que hace pintoresca y ciertamente única a esta población
a la orilla del mar en donde la actividad principal es la pesca
y el turismo. Increíble parecido con la Isla Holbox en Quintana
Roo en muchos aspectos, incluyendo a los diversos personajes y líderes
de la comunidad.
La energía eléctrica es limitada, como lo es también
la comunicación y el abasto de los productos básicos,
aunque debo decirle que el pescado fresco no me ha faltado.
En tales circusntancias, el acceso a internet, sobra decirle, ha
sido limitado, razón por la cual perdí el contacto
con los ocho lectores de este espacio, hasta el día de hoy
en que pude llegar, luego de una hora en lancha, al Municipio de
Acandí, desde donde les envío cariñosamente
esta líneas.
Pero no quería perder el contacto entre otras cosas, para
expresar mi desánimo, desaliento y frustración, luego
de la encumbrada reunión a la que fuimos convocados el pasado
15 de mayo en Cancún, con motivo de la visita de Don Rodolfo
Elizondo, supongo todavía nuestro flamante Secretario de
Turismo, relacionada con la emergencia económica que vivimos
a causa de la famosa gripe que le ha dado vuelta al mundo.
Me decepcionó darme cuenta que la presentación de
Nafin/Bancomext era exactamente la misma que nos habían presentado
la semana anterior, las mismas láminas, los mismos textos,
y el colmo, para practicamente el mismo auditorio, solo los oradores
eran diferentes.
Pero más me desilusionó la presentación del
nunca bien ponderado CPTM (Consejo de Promoción Turística
de México), que no solo era la misma sosa y aburrida presentación
de la semana anterior, sino que además era mala y sin contenido
de interés, cuando menos para los destinos del Caribe Mexicano.
El orador, era el distinguido Director del CPTM, quien leyendo láminas
con una dinámica ciertamente de efectos somníferos,
presentó lo que parece un formato para todos los Estados.
Ya hemos dicho aquí que no es lo mismo Zacatecas ó
Tlaxcala que Cancún la Riviera Maya y Cozumel, y que con
todo respeto para esos Estados hermanos nuestra realidad y acaso
necesidad es diametralmente opuesta y diversa.
No vimos en la presentación genuino interés por impactar
de nuevo a los mercados internacionales y particularmente al Norteaméricano,
fuente principal de nuestros ingresos, con el argumento de que "se
esperará al momento más adecuado". No se que
habrán de esperar si nuestros hoteles están vacíos,
nuestros restaurantes no pueden pagar a su personal y parques, marinas
y demás atracciones están practicamente desiertas.
(Avísenme por favor si ya cambió en mi ausencia, sino
para empezar a buscar chamba en Capurganá
)
No hay señoras y señores estrategia para la contingencia
en materia de Marketing Turístico, no hay recursos adicionales
del CPTM, y no hay rumbo fijo, con la excepción desde luego
de lo que están haciendo nuestros Fideicomisos para la Promoción,
la OVC, etc, y nuestros empresarios dinámicos que se han
puesto las pilas y como siempre vamos un paso delante de lo hacen
en la Federación.
Y todo esto, porque salta a la vista que carecemos de un líder,
que no contamos con un Secretario que verdaderamente tenga convicción
por el Turismo. En los días de la contingencia la Canciller,
ha parecido más nuestra Secretaria de Turismo, que el mismísimo
Elizondo.
Ahora que los Estados Unidos y otros países han levantado
las alertas sobre México, debemos ir a la carga con todas
las baterías y como dijera nuestra muy acertada y dinámica
Secretaria Estatal de Turismo, Sara Latife, que se cuiden los competidores,
porque vamos a recuperar lo que es nuestro.
Cuidenme por favor al Caribe Mexicano mientras regreso, saludos
desde el corazón al 5, al 28, a mi querida Margarita y desde
luego a mis rabiosos aficionados, que se sentirán aliviados
después de que Al Buen Entendedor ha dado de nuevo cuenta
puntual del quehacer turístico.
He dicho.
Cualquier comentario con esta columna en busca de ministro de Turismo,
que mientras tanto se alimenta de pescado fresco, favor de dirigirlo
a: sgrubiera@acticonsultores.com
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