Vincent
estaba tomando el sol en una terraza de Andalucía, acompañado
de un jerez y unas cuantas aceitunas de Jaén. Era el otoño
en España y se podía disfrutar aún de algo
de sol por las tardes, de ese que no calienta mucho pero que se
aprecia y se agradece.
Rondaba
los sesenta, de ojos azules casi grises, rostro marcado por algunas
arrugas y un par de cicatrices, seño adusto, mirada penetrante,
nariz ancha y cabello castaño claro, ahora con muchas canas,
muy corto, casi de estilo militar, Vincent era un hombre corpulento
y alto que vivía retirado en el sur de España, desde
donde se desplazaba a toda Europa; leía, pintaba de cuando
en cuando y disfrutaba de la buena comida.
Aquella
tarde, después de asistir a una muestra de arte pictórico
en Sevilla y luego de un magnífico almuerzo andaluz, Vincent
reposaba sentado frente al atardecer con una copa de jerez pensando
en todo y en nada, repasando su vida mentalmente y reflexionando
sobre lo distante que se encontraba de lo que fue su familia, su
país y su antigua vida.
Una
llamada al telefono móvil lo saco repentinamente de sus pensamientos,
era una llamada sorpresiva, inesperada, era su hija desde los Estados
Unidos a quien no veía hacía casi cinco años
y con quien tenía escaso contacto por correo electrónico.
Luego de los saludos, Alice fue al grano y le contó a su
padre de que se trataba, un grupo de empresarios e intelectuales
venezolanos le pedían por medio de ella que asistiera a una
reunión sumamente importante en las Islas Canarias, concretamente
en Tenerife. Al intuir de que se trataba, Vincent le explicó
a su hija algo que ella ya sabía, que estaba retirado y que
los trabajos de inteligencia hacía mucho que habían
quedado fuera de su agenda.
Vincent
se había retirado con honores del ejercito de los Estados
Unidos y había aceptado la invitación de la CIA, para
colaborar con esa agencia que lo reclutaba como consecuencia de
sus credenciales y méritos, lo que a la postre significaría
su divorcio y alejamiento de su familia.
Alice
conoció en Estados Unidos a un apuesto joven venezolano de
acomodada familia que decidió estudiar la Universidad en
ese País, con quien se casó apenas terminaron ambos
la carrera universitaria.
En
Venezuela, la creciente represión, el hostigamiento oficial
a intelectuales, empresarios, opositores del gobierno; el descarado
avance hacia el socialismo comunitario, con el cual se disfraza
la corrupción y el enriquecimiento de los altos mandos en
el gobierno y el marcado camino hacia una dictadura indefinida en
pleno siglo XXI, habían llevado a diversos grupos de la sociedad
a organizarse para tratar de contrarestar el abusivo embate del
grupo en el poder, sin embargo los grupos tenían poca cohesión
y reducidas posibilidades de participar en política.
En
este ámbito, pudientes empresarios auto exiliados en diversas
ciudades de España, decidieron reunirse en Canarias para
hablar sobre el tema y tomar decisiones en beneficio del País,
para lo cual convocaron a un grupo selecto pero amplio de distintas
entidades de Venezuela.
En
alguna de estas espléndidas casas frente al mar que algunos
venezolanos con raíces españolas poseen lo mismo en
Lanzarote, que Tenerife o la Gomera, se llevaron a cabo sendas discusiones
para tratar de salvar al País que otrora fuera poderoso,
rico y respetado por todo el mundo latinoamericano y que ahora irremediablemente
le pertenece a un solo hombre, a un loco, a un cacique que sueña
con conquistar a América Latina entera como si fuera un Bolivar
moderno, pero con ideales distintos. Un loco de remate que ha decidio
apoderarse de las instituciones y que amenaza con perpetuarse en
el poder.
El
grupo de Canarias, llega a conclusiones fatales, no ven salidas
políticas viables, no encuentran eco en los grupos políticos
opositores, simplemente no vislumbran solución pacífica
alguna, todos los caminos llevan a la inminente y necesaria desaparición
del pseudo-comandante, no hay más alternativas, hay que hacer
un trabajo de limpieza y esta empieza por la cabeza, no se trata
de derrocar, se trata de una conspiración para quitar a Chavez
del camino de manera definitiva, luego tomar el poder y convocar
a elecciones.
El
difícil escenario implica un serio trabajo de inteligencia
a efecto de trazar un plan en el que no falle absolutamente nada,
simplemente el plan perfecto.
Alberto,
egresado de Economía en Michigan, apoyado por sus padres,
salió de Venezuela para estudiar la Universidad en los Estados
Unidos en donde conoció a Alice, durante una conferencia
en la Ciudad de Washington, joven rubia tipicamente norteamericana
con quien se casaría años más tarde; fue contactado
por su padre, quien figuraba en el Grupo de Canarias.
El
padre de Alberto, un venezolano adinerado, había decidido
participar en la iniciativa de Canarias, y cuando esta llegó
a la conclusión de la "solución final" para
el dictador, salió a relucir el nombre de Vincent, a la sazón
suegro de Alberto.
Luego
de varias llamadas y correos electrónicos entre Tenerife
y Washington en donde ahora viven los jóvenes esposos, finalmente
Alice tomó la decisión de contactar a su padre, para
pedirle que aceptara la invitación a las Canarias, se trataba
de un proyecto para salvar al País de su amado esposo
Vincent
vaciló antes de aceptar el viaje a Las Canarias, en donde
lo esperaban con expectación los venezolanos, pero finalmente
accedió. Era una manera de volver a lo que sabía hacer,
una forma de ponerse en activo si las condiciones eran favorables.
El
rudo ex agente de inteligencia, con amplia cultura y buen gusto
por la gastronomía fue recibido en la mansión con
vista al mar en Las Canarias, por un interesante y nutrido grupo
de entusiastas venezolanos, algunos avecindados en España
y otros que viajaron para las reuniones de concertación en
la Mansión.
No
puedo contarle más querido lector, por cuestiones de seguridad,
pero Vincent tiene un jugoso contrato y empezará a trabajar
en el 2010.
(es
este el principio de una novela en proyecto
le gusta ¿?
)
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comentario con esta columna que está conspirando, favor de
dirigirlo a: sgrubiera@acticonsultores.com
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