Siempre
que sueño despierto con hacer alguna fiesta, por ejemplo
un aniversario de bodas memorable o un cumpleaños, pienso
irremediablemente en la lista de invitados, y es esta tan extensa
y tan diversa que cuesta trabajo la organización imaginativa
del evento.
Tengo la inmensa fortuna de contar con tantos buenos amigos de tan
variados ámbitos, que cuesta trabajo imaginarlos a todos
juntos en un solo evento.
Supongo que ese será el dilema por el que pasa la madre de
la novia cuando está haciendo la lista de invitados a la
boda, y no quieres dejar a nadie fuera.
En estos días de reflexión en donde se prodigan bendiciones
y buenos deseos y todos estamos proclives al apapacho sentimental,
quiero dedicar este espacio a mis amigos. Con motivo de la Navidad
me tomé el tiempo para escribirles de manera personalizada
a algunos de ellos, sin embargo omití a muchos en ese intento,
y hay tanto que decirles y tanto que agradecer, que prefiero aprovechar
este espacio y estas líneas para tratar de llegar a todos
los que sea posible.
A mis entrañables amigos de la infancia y la juventud les
envío desde aquí mi agradecimiento por haberme hecho
reir tanto; esos compadres del alma con quienes uno convive a todas
horas cuando se es adolescente y que en muchos casos nunca se olvidan,
se quedan para siempre en el corazón. Si se tiene la fortuna
de conservar esas amistades a lo largo de los años, terminan
a veces siendo los padrinos de los hijos, e inlcuso la amistad se
hace extensiva entre ellos con lo cual se mantiene el lazo por generaciones.
Al paso de los años, por muy diversas razones uno se separa
de los amigos; te casas, te mudas a otra ciudad, a veces incluso
a otro País y tu vida da tantos giros que aquellos amigos
inseparables de la juventud parecen quedar en el olvido; estoy seguro
que mis ocho lectores recordarán a esta clase de amigos y
si es así, hoy es el momento de acercarse a ellos, aunque
sea con un par de líneas. Yo por lo pronto le dedico estás
a Héctor y Gustavo, donde quiera que estén, con todo
mi cariño para sus familias.
A mis queridos amigos de la Cofradía de la Chaine de Rotisseurs,
con quienes hemos pasado tantas y tantas veladas a lo largo de 17
años de pertenecer a tan maravilloso club, les deseo una
hermosa y muy gourmet Navidad. Sería el colmo que este grupo
de glotones amigos pasara por alto las dichas y placeres de la buena
mesa. La he pasado muy bien siempre con ustedes amigos, gracias
por su compañía. Siendo congruentres con nuestro juramento
de honrar siempre la buena mesa y de privilegiar nuestra amigable
relación, les envío pues un fraterno abrazo.
No puedo dejar de mencionar a tantos y tantos amigos de la querida
Riviera Maya. Gracias amigos por haberme permitido compartir experiencias
con ustedes, gracias por hacerme sentir siempre como en casa. Son
muchos, Martín, Jean, Oswaldo, Alfredo, Julio, Roque, Cynthia,
Gunter, German, Marijke, que bien la hemos pasado juntos y cuantos
momentos y experiencias inolvidables nos ha proporcionado la Riviera
Maya.
El apasionante mundo del Fútbol Americano, en el que me he
visto inmerso por muy diversas razones, ha sido también fértil
semillero de amistades. Desde las que hice cuando fui un joven jugador,
hasta las que involucran hoy a los compañeros de equipo de
mis hijos, entusiastas y dedicados jugadores de este deporte.
Saludo a los ex Bucaneros de los años setentas que puedan
leer esta columna a la distancia, saludo sin excepción a
todos los amigos con quienes he compartido este deporte en Cancún;
a los Guerreros Aztecas, a los entrenadores de mis hijos, a la banda
de cuates de Alan mi hijo que son sin duda mis grandes cuates también,
que por cierto deben un dominó, y desde luego a mi Compadrito
Victor Hugo. Tengan todos ustedes una hermosa Navidad y disfruten
al máximo todos los Tazones y juegos decembrinos.
No puedo dejar fuera de esta lista a mis amigos en Perú,
en Colombia, en Argentina y en España. Como se aprecia a
esos amigos tan distantes, pero que cuando uno los saluda, parece
que no hubiera pasado el tiempo. Se les quiere siempre igual.
Muchos afectos tengo en el Cuzco, Perú, tan intensos como
la altitud de sus 3350 metros sobre el nivel del mar que hace que
te falte el oxígeno, pero que se compensa con matecitos de
Coca y mucho cariño.
Saludo a Martina en Lima, y a la querida famila de Lucho Carbajal,
ojala que el 2010 nos traiga nuevas esperanzas en esa querida Ciudad
costera.
Recuerdo cariñosamente a mi amiga Natalia, a Moniquita Rubio
y a todo el equipo de PROEXPORT en Colombia.
Compañero de andanzas en la querida Tapachula, el buen Adolfo
Ruiz, se incluye en mi larga lista de amigos entrañables
a quien envío un cálido abrazo aunque se siga aferrando
al Peje, y con ese impulso Chiapaneco saludo Maria Amalia, a su
familia y todo el clan de la Ruta del Café. Chiapas ha sido
pródiga en amigos, buenas comidas y mejores tertulias, reciban
todos en ese querido estado un cálido saludo.
Uy, casi me olvido de los Puristas, ese bohemio grupo de buenos
conversadores que tienen en común el gusto por los habanos,
aunque entre ellos haya de vez en cuando uno que otro "ensalibador".
Su compañía amigos es siempre grata y divertida. Tenemos
pendiente por cierto una cenita, ya os avisaré cuándo
y donde, pero por lo pronto les envío con estas un fuerte
abrazo, incluyendo al Aragonés que me parece está
tratando de que lo quieran de nuevo en la madre patria. Feliz Navidad
a todos ustedes amigos, fuménse un purito a mi salud en estas
fiestas.
Alberto y Amalia, saludos en Holbox, no los olvido nunca, no se
pierdan otra vez.
Mely, Fer, Pato y Christian, que bueno haberlos conocido, ahh eso
me recuerda al Flaco Lavalle, espero que te sigas riendo siempre
tan sabroso.
Emigdio y Nieves, su amistad es siempre reconfortante, ustedes son
amigos de toda la familia, es bueno tenerlos.
Gerardo, Pancho y los Regios, muchas felicidades.
A Laurita, mi editora, a Ana Mari y al buen Luis Mesalles, por publicar
siempre A Buen Entendedor.
No se ofendan Madre, esposa, cuñados de todo tipo y desde
luego hijos, ya me ocuparé de dedicarles un espacio especial,
este de hoy estaba reservado a los AMIGOS.
A
todos los mencionados y los que omití involuntariamente,
los que me han hecho reir y llorar; a los que veo frecuentemente
y a los que tengo abandonados; los que me dicen la verdad y los
que no me lo cuentan todo, los que conocí hace treinta años
y a los que conocí hace unos días, los que se acordaron
de mí hoy y a los que sorprendí con esta hoja, a todos
ustedes, le expreso sinceramente mi cariño, mi agradecimiento
por su amistad y mi deseo de que la Navidad y el año que
comenzará estén llenos de bendiciones para ustedes
y quienes les rodean.
Cualquier comentario con esta amistosa columna, favor de dirigirlo
a: sgrubiera@acticonsultores.com
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