Parque Bicentenario en Cancun por Sergio Gonzalez Rubiera

Hay cientos, miles de iniciativas en todo el mundo para preservar los espacios verdes que aún quedan en nuestro planeta; propuestas para salvaguardar la biodiversidad, preocupación creciente por el medio ambiente, el calentamiento global; el riesgo enorme de acabar con el agua, acuerdos internacionales e incluso políticas y leyes que fomentan y estimulan el cuidado y mantenimiento de las zonas aún verdes. Basta con entrar unos minutos a Google y se puede atestiguar la enorme cantidad de tratados, iniciativas, y movimientos en este sentido alrededor del planeta.

Pero, a quien le importa ¿?...así como hay muchos preocupados por el tema, son hartos también los despreocupados; indolentes, inconscientes e irresponsables a quienes simplemente no les importa lo que suceda a las áreas verdes, mientras con ellas se pueda seguir lucrando.

No estamos en contra del desarrollo, claro que no, pero nunca como hoy había sido tan importante que éste, se genere de manera sustentable o sostenible como se dice en España. Y esta sostenibilidad a lo castizo, se debe dar no solo en lo ambiental, sino en lo cultural, lo social y lo económico también. Hoy los premios de calidad, de sustentabilidad y de competitividad también establecen la necesidad de que los negocios sean rentables, además de ofrecer calidad total y proteger al entorno.

No estamos en contra, por ejemplo de que se siga desarrollando la maravillosa Riviera Maya, pero hasta donde, cuál es el límite ¿?... y cuáles las características de este desarrollo ¿ cómo se preservarán los cenotes y sistemas de ríos subterráneos, cómo se protegerán los mantos acuíferos, como se garantizará en suma la sustentabilidad del destino ¿?...

Hasta donde se construirá hotelería, vivienda y comercios, hasta donde resistirá la selva, hasta donde se pretende llegar ¿ hasta que no quede ni un milímetro de verde en la ciudad ¿?...hoy significa desarrollo económico, construcción y generación de empleos, pero que significa para el futuro, que le dejamos a nuestros nietos ¿?...

A quién le importa lo verde ¿?... Está claro que a los Alcaldes de Cancún, no les importó, a ninguno, y basta ahora con ver al actual para saber que tampoco es un comprometido con el futuro de la ciudad que gobierna, que representa. Habiendo tantas iniciativas, como ya se dijo, por preservar, por conservar, por mantener el ecosistema, a nuestra locuaz administración municipal se le ocurre depredar salvajemente lo poco que queda de verde en esta ciudad; se le ocurre acabar con un pulmón que se constituía además en habitat de rica flora y fauna, para construir una obra que además no tiene justificación, ni retorno económico aparente. Es claro que para los promotores si tiene retorno y posibilidades de hacer dinero, aunque este sea a partir de depredar Cancún y su futuro de manera irreversible.

Vamos a ver; a quien le importa la construcción de un nuevo y moderno Palacio Municipal, aunque este sea en el marco del Bicentenario, celebración que por lo pronto se va a convertir en excelente pretexto para cometer atrocidades este año. A quién ¿?... Que beneficios tiene para el ciudadano, que como me dijera una colega argentina, no ejerce su ciudadanía ?...

Suponiendo que la obra fuera necesaria y justificada, porque no pensar como ya se hace en otros países en demoler lo que ya no sirve o esta obsoleto y se construye en donde ya se ha generado un impacto ambiental.

El mercado kihuic, por ejemplo que se ha convertido en un centro de distribución y venta de droga a la luz pública y con la complacencia de la autoridad, podría expropiarse, demolerse o reinventarse y servir para estos propósitos constructivos del señor alcalde. El mercado 23 y sus alrededores están plagados de edificios, o mejor dicho adefesios llenos de grafiti con poca o casi nula utilidad, y que podrían ser otro claro ejemplo de reconversión o relanzamiento.

Porqué no construir, si el afán es generar obra, una biblioteca de primer nivel en las regiones, o un gran parque "Bicentenario" en las zonas más populares y abandonadas de la ciudad, porqué no hacer un gran balneario público en las regiones; o porque no hacer la mejor escuela primaria de México con la mejor tecnología para nuestros niños en las colonias populares. Si esto le parece descabellado a mis ocho lectores y a nuestros ediles, asómense a ver lo que hizo el Sr. Sergio Fajardo, en la Ciudad de Medellín, Colombia cuando fue alcalde de esa ciudad, lo podrán encontrar fácilmente en google, y además lo hizo con el impuesto predial. Su tesis se basó en acabar con la violencia y la inseguridad, al tiempo que desarrolló obra social, pero su obra la llevó a cabo en las regiones más necesitadas con el propósito de darle dignidad y calidad de vida al habitante de esas zonas.

Nosotros en cambio, destruimos un pulmón verde en medio de la ciudad para hacer una Oficina de Gobierno que a nadie sirve y a nadie importa.

Pero todo esto se da por falta de una verdadera planificación, algo que hemos manifestado repetidamente en este espacio. Cancún tiene un enorme déficit en materia de planificación de las llamadas áreas de donación y tiene también una carencia de cultura como comunidad en el ámbito de los espacios públicos.

El llamado ombligo verde, es en teoría un área de donación al municipio, como parte de la obligación que tienen por ley los desarrolladores, por lo que al ser donación, la administración tiene la facultad, en estricta teoría de hacer lo que mejor le parezca con ella, siempre que cuente con un plan integral de manejo y gestión de áreas verdes para la ciudad. Es decir, que pueden emplear esta u otra zona para determinados proyectos, y no importaría si a cambio contaran con una estrategia bien estructurada para dotar a la ciudad de espacios comunitarios o de esparcimiento, así como espacios verdes.

Ahora bien, no basta con tener una zona verde, o un llamado pulmón, si este no cuenta con un plan de manejo, con la debida normatividad para su conservación y mantenimiento, señalización adecuada y reglas del juego. Si las llamadas zonas verdes o áreas de donación del municipio se convierten en basureros, terrenos agrestes o zonas para el uso de maleantes, de poco sirve tenerles. No digo con esto que se justifique un proyecto constructivo en ellas, simplemente parece que están como en el limbo, sin un plan, sin una definición y sin una vocación expresada abiertamente a la comunidad.

Cancún requiere de un plan que le devuelva las áreas verdes que ha perdido, en muchos casos porque a los predios motivo de donación se les ha cambiado el uso de suelo y se han vendido al mejor postor, entre otras cosas.

La ciudad requiere también de un rescate de los espacios públicos perdidos, tal como se hizo en Medellín, pero que este vaya acompañado de adecuados programas culturales y educativos para el mejor aprovechamiento de esos espacios. En suma Cancún precisa con urgencia de un Plan Integral para reconvertiro que fomente e incentive la reactivación del centro de la ciudad, al tiempo que privilegie la sustentabilidad.

Ante la ignorancia y la falta de participación generalizada, los munícipes han hecho de las suyas; pareciera que una vez más y como siempre pasará lo mismo.

Me pregunto hasta cuando los ciudadanos, que no ejercemos como tales, seguiremos sin participar, sin ser tomados en cuenta, hasta cuando seguiremos siendo solo unos guiñapos, que solo somos escuchados medianamente en tiempos previos a una elección, hasta cuando ¿?

Cualquier comentario con esta columna que quiere preservar algo de verde para los nietos, favor de dirigirlo a: sgrubiera@acticonsultores.com