Hace
unos días estando en Lima, fui invitado a la casa de verano
de unos amigos en la playa, en un lugar denominado ASIA, como a
hora y media de la gran capital. Me maravilló el lugar, debo
decirle querido lector, que sentí envidia, el otro día
un amigo me dijo, no digas "de la buena", esas son tonterías
se dice envidia de la mala…, bueno creo que de esa sentí,
sabe porqué ¿?, si bien la playa no es la más
hermosa del mundo y el color del mar y de la arena no es por mucho
como el de nuestro Caribe, lo que es un hecho es que ellos si lo
disfrutan a plenitud y lo pueden ver. Me explico a continuación;
en el condominio al que fui invitado, de nombre "palabritas",
porque según me contaron, al caminar descalzo por la playa
llena de conchitas, salen espontáneamente de los labios unas
lisuras, que simplemente son "palabritas"…esta organizado
de tal forma que aunque usted viva en la cuarta línea de
playa puede admirar el óceano y su admirable oleaje. Esto
se concibe simplemente porque no está permitido construir
más de dos niveles, pero además el nivel superior
es el asoleadero, en donde está la piscina y desde donde
se puede apreciar el mar aunque su casa no esté en la primera
fila. En este maravilloso conjunto residencial a orillas del océano
pacífico, no están permitidos los automóviles,
estos se quedan fuera en un gran estacionamiento, y las calles paralelas
a la playa son todas peatonales, las casas son todas blancas estando
permitido el color solo en una pared y en general el orden y la
pulcritud que se percibe hacen que el conjunto sea exquisito. No
puedo decir lo mismo de la enorme contaminación auditiva
que se genera en la noche con las Discotecas y Bares del llamado
Boulevard de Asia, en donde pareciera una competencia por el volumen
más alto.
Pero
en suma amigos, me dio envidia, porque en Cancún, siendo
"orgullosamente cancunense" no se puede ver el mar, salvo
que viva usted en primera fila de playa, se encuentre en un hotel
o se compre un millonario condominio con vista al mar.
Alguna
vez en este espacio comentaba de las peripecias de los jovenes para
engañar al personal de seguridad de los hoteles y poder acceder
durante sus vacaciones a las anheladas playas caribeñas.
La
falta de estacionamientos públicos, los poquísimos
accesos a la playa, la falta de ventanas al mar y la tremenda falta
de conciencia y voluntad de las autoridades Municipales hacen que
acceder a la Playa para los Cancunenses sea no solo difícil
sino todo un reto.
Y
no le cuento el caos vial en Playa del Carmen en semana santa, ante
la falta de sitios para estacionarse. Se siguen autorizando licencias
para Condos, Villas y Hoteles a la orilla del mar pero parece que
nadie piensa en la demanda de espacios para los vehiculos. Playa,
se contamina y se satura cada vez más irremediablemente ante
la pasividad e indolencia de todos quienes podrían solucionarlo.
Esperemos
que las proximas autoridades municipales tomen cartas en el asunto
y que la galopante corrupción que reinó en Cancún
durante el agonizante trienio llegue a su fin. Ya no vemos la hora…
Cualquier
comentario con esta envidiosa columna, favor de dirigirlo a: sgrubiera@acticonsultores.com
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