Hace
mucho que en este, "medio censurado" espacio, hemos hablado
acerca de los conflictos que a causa del crecimiento excesivo y
desordenado experimenta nuestro Cancún. Conflictos que lamentablemente
ya no se limitan a calles insuficientes, tráfico caótico,
falta de estacionamientos y vendedores ambulantes entre otras dolencias,
sino ahora también creciente inseguridad, violencia, presencia
de narcos, amenazas y ejecuciones y algunos otros males que pensábamos
no nos alcanzarían y que eran privativos de la frontera norte.
Escribir esto, vivirlo y sentirlo me da mucha tristeza, me produce
una sosobra indescriptible no solo por la inseguridad que sentimos,
no solo por la indefención en que nos encontramos, sino por
el enorme cariño que le tenemos a esta tierra y en la que
hemos visto crecer a nuestros hijos.
Tenemos que seguir luchando y no vamos a rendirnos, pero es urgente
que el mayor y mejor posicionado Destino Turístico de Latinoamérica
emprenda urgentes acciones de todo tipo que permitan no solo defenderlo
de estos lastres, sino reposicionarlo y ponerlo a la vanguardia
y ello implica recursos, planificación, acuerdos y desde
luego voluntad de muchas partes.
La pregunta que me hago, es la de siempre, ¿Será que
nuestra agenda y la de la administración municipal es la
misma?.. Será que compartimos los intereses ¿?...
Estarán acaso nuestros gobernantes pensando en las mismas
metas e ideales que nosotros, o tendremos visiones, propósitos
y objetivos diferentes y opuestos ¿?...
Mientras le dejo esas incógnitas en la mesa, querido lector,
quiero referirme por lo pronto al caos vial que nos aqueja. Me preocupa
mucho el tipo de malestar que veo en las calles; no solo es que
las calles estén saturadas, o que las obras viales que ha
emprendido el Gobierno hayan generado una natural conmoción
temporal que desde luego afecta a la circulación, me refiero
a algo más que eso, a una actitud, a un sentimiento de violencia
si se me permite la expresión, presente en los conductores,
en los padres y madres de familia, ya no exclusiva de taxistas,
cafres del volante y jovenes desenfrenados, NO, ahora veo con preocupación
a mucha gente en esta actitud arrogante frente al volante, despótica
e irrespetuosa, descuidada de las formas, los valores y el respeto
por los demás.
Te cierran el paso, te lo niegan, todos quieren ganar un lugar,
un minuto, un espacio; todos te miran con recelo, listos para la
agresión a la primera oportunidad, prestos para la violencia.
Que nos está pasando ¿? Son nuevos Cancunenses ¿?,
o somos una mezcla enrarecida de los nuevos con los viejos frustrados,
nuestra juventud sin valores y matizados todos por una Ciudad que
crece sin planes y sin rumbo en el marco de una administración
más que no sabemos hacia donde nos lleva…?? O es el pretexto
de la sensación que deja la crisis económica mundial,
combinada con nuestra muy conocida baja temporada turística.
No lo sé, amigos, creo que es una rara combinación
de todo ello, pero lo cierto es que ahora me siento inseguro y temeroso
cada vez que salgo de casa y estoy al volante, sensación
que nunca había experimentado en esta querida Ciudad.
Mientras hacemos algo por rescatarla, mientras iniciamos de nuevo
el camino de la planificación, mientras le damos un voto
de confianza a los actuales, podríamos por lo pronto los
ciudadanos, hacer nuestra parte tratando de ser mejores no solo
en la vía pública sino también en lo privado,
en la familia, con nuestros hijos.
Las escuelas, por ejemplo, que tanto han contribuido a este caos,
al no contar con espacios suficientes de estacionamiento, podrían
empezar por proponer y ejecutar alternativas de solución.
Se les autorizaron equivocadamente licencias de construcción
y funcionamiento a muy diversos colegios en la ciudad, en zonas
y calles que no estaban preparadas para el enorme flujo vehicular
que suponen los ascensos y descensos de alumnos, profesores y padres
de famila en las ya conocidas horas pico; estas a su vez fueron
construidas, o habilitadas en muchos casos (antes eran casas, algunas)
sin áreas de estacionamiento o con espacios de ascenso y
descenso a todas luces insuficiente y nos tienen a todos sumidos
en medio de un caos vial que a las dos de la tarde puede volver
loco al más paciente del mundo, sin que haya sanciones, castigos
o reprimendas para nadie. A eso aunemos la enorme cantidad de padres
de familia desconsiderados y abusivos que tratando siempre de "ser
los más listos", se meten a diestra y siniestra entre
las largas filas de automóviles, se estacionan franca y descaradamente
en doble fila, hacen uso excesivo de las bocinas (claxón)
para llamar a sus querubines, y los arriesgan a tener que correr
con mochila en mano sorteando automóviles, tráfico
y conflicto digno de un manicomio.
Aquí somos muchos los que podemos tratar de poner orden y
contribuir a la solución; la autoridad municipal para empezar,
podría asignar elementos de su flamante cuerpo de "expertos"
para agilizar el tráfico especialmente en aquellas escuelas
que generan mayor conflicto a las horas de entrada y salida, además
de que deberían empezar a generar reuniones y acuerdos con
los propietarios de estas instituciones para que regularicen su
situación y busquen alternativas de solución para
la generación de espacios suficientes destinados al ascenso
y descenso. Me pregunto cómo es que están en medio
de la Misión de formar jóvenes en valores sin poner
atención a este tema que nos atañe y afecta a todos
¿?...
Los padres de familia por su parte, podrían ser más
sensibles a este lamentable hecho de todos los días. Increiblemente
no son unos cuantos, son muchísimos los causantes parciales
de este desastre. Son muchos, los que no están dispuestos
a hacer respetuosamente la fila, los que se meten bravuconamente
y los que en consecuencia están educando a sus hijos en esa
triste y muy mexicana rutina. Ya basta señoras y señores,
seamos más respetuosos, seamos más considerados con
el tiempo de los demás, seamos más amables con el
prójimo, seamos mejores si queremos vivir en una mejor ciudad.
Conmino a través de estas líneas a todos aquellos
que quieren ganar hasta el último centímetro de pavimento,
hasta el último segundo, a que piensen que la ciudad somos
todos y que la construimos cada día con nuestras actitudes.
Señor, señora, joven, ejecutivo, vendedor, señor
director, ama de casa, padres de familia, si la luz está
en rojo deténgase, no trate de "ser más listo"
y ganarle a todos, si la vuelta es prohibida, pues no la inaugure,
si la fila es larga, tenga paciencia o calcule mejor sus tiempos
y llegue antes, y de manera especial le invito a que reflexione
que clase de formación le está dando a sus hijos con
su ejemplo.
Cancún me preocupa, pero Cancún somos todos y el conjunto
de todas nuestras actitudes; hagamos nuestra parte.
Nuestra parte implica también desde luego insistir, solicitar,
participar para que se avance en la planificación de la ciudad
a largo plazo, para que Greg, además de erradicar los baches,
nos proteja de los delincuentes y nos entregue buenas cuentas cuando
se vaya.
Pedirle al Novedades que publicara mi columna para mencionar los
fallos del Sr. Alor, o criticar la construcción del Estadio
del Atlante en medio de la ciudad con todas las anomalías
que esta obra ha implicado, fue objeto de la censura, por lo que
ahora no queda mas que pedirle a mis ocho lectores que la circulen
por internet. Al Buen Entendedor… ataca de nuevo !!
Cualquier comentario
con está columna que hace cola en la larga fila de la escuela,
favor de dirigirlo a: sgrubiera@acticonsultores.com
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